Me llamo Marta, soy catalana, de sangre suiza, mallorquina y andaluza.

Nací en agosto del 90.

No sé muy bien cómo presentarme a parte que estas cosas me dan una vergüenza brutal. Hasta donde yo sé la fotografía me apasiona desde que sé manejar botones. He crecido con la fotografía analógica, así que cuando mi madre revelaba los carretes y veía que mis fotos estaban enfocadas y encuadradas seguramente debía sonreír porque “por una foto en la que salgo, que siempre estoy yo con la cámara” decía.

No sé hacer fotos con el móvil, me gusta viajar aunque odio volar, no sé peinarme ni maquillarme, me encantan los perros, los niños y las personas mayores. Soy muy fan de las canciones de Sabina, me gusta el teatro y disfruto con el arte en general.

Desde que soy madre he descubierto un amor fuerte e incondicional que no sabía que podría sentir jamás. También he descubierto que odio ir a los parques infantiles.

Cuando no estoy haciendo fotos estoy haciendo fotos y cuando no estoy haciendo fotos es porque estoy cambiando pañales o haciendo manualidades con Jan. Los motores de mi vida son Jan y Lua.

Siempre he entendido la vida a través de las fotos, mi abuelo era marino y también un amante de la fotografía. Yo no sé si esto se lleva en la sangre, lo de navegar lo intenté, pero me quedo con lo segundo.

Trabajar de lo que te apasiona es un lujo.

La fotografía me ha acompañado en todas las etapas de vida, incluso en las más grises, siempre ha sido para mí una vía de escape y la forma en la que escribo todos mis recuerdos.

¿Escribimos los tuyos?